Especial BBC Mundo la extraordinaria historia de có mo se salvaron de la hoguera miles de libros prohibidos durante los regí menes militares en Chile y Argentina - BBC News Mundo HEAD TOPICS
Especial BBC Mundo la extraordinaria historia de có mo se salvaron de la hoguera miles de libros prohibidos durante los regí menes militares en Chile y Argentina - BBC News Mundo
27/09/2022 19:15:00 En Chile y Argentina se realizaron quemas pú blicas de libros que eran considerados ' peligrosos'
Fuente BBC News Mundo
En Chile y Argentina se realizaron quemas públicas de libros que eran considerados 'peligrosos' Durante las dictaduras de Chile y Argentina hubo una fuerte persecución a ciertos títulos que eran considerados peligrosos. Muchos de esos libros fueron escondidos, camuflados y hasta devorados para evitar que cayeran en manos de los represores. Nora, la menor, permanece callada. Apenas mira, en silencio, como sus hermanos hacen el relato, pero al final estalla. Pone su cabeza en el hombro de Beatriz para que no se le vean los ojos.Cuando abrió los ojos, Luis Costa vio a tres soldados de la Marina chilena apuntándole a la cara con sus fusiles G-3. Detrás de la fila de fusileros ingresó el comandante, que le inspeccionó el rostro y, después de descartar que fuera la persona que estaban buscando - un hombre albino y de mucha más edad-, le dijo: "Siga descansando, ahora lo que nos interesa son sus libros". Leer más:
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Las salas de cine llegan con novedades este viernes. 'Black Adam', 'Un día, una noche' o 'Mira cómo corren' son los estrenos más destacados. Leer más >> En Colombia un ex senador del partido centro democrático hizo quemas Aquí una nota en en panfleto semana (cuando hacían verdadero periodismo) Curioso. Precisamente Chile saqueó, robó y quemó libros cuando invadieron Lima, durante la guerra del Pacífico. La Biblioteca Nacional del Perú fue potrero de sus caballos. En los últimos tiempos han 'devuelto' algunos libros. Imagínense que harían con los civiles indefensos. MTAcevedo29 ahh igual que wn Cuba y Venezuela !! NAZIS Y lo que hicieron los británicos en Irlanda, India, África, A. Latina, Medio Oriente? Parece que la propaganda progre tiene mala memoria. 'Allí donde se queman los libros, se acaba por quemar a los hombres' Heinrich Heine No ahí nada más peligroso q un pueblo con estudios ya q si no saben son más fáciles d dominar Cientos de aficionados se cuelan en el RCDE Stadium y asaltan el césped durante el Marruecos - ChileLas vergonzosas imágenes muestran a decenas de aficionados saltando los tornos del estadio y asaltando el césped al término del partido causando grandes destrozos. El Espanyol exige responsabilidades. expertos en saltar vallas El dinero que se ahorraron en entradas es para dedicarlo a pagarnos las pensiones. Mal pensados!!! Y como siempre la policía marroquí mirando pa otro lado La hazaña de Kipchoge: qué tiene de especial la ciudad de Berlín para que en ella se hayan batido los últimos récords del mundo de maratón - BBC News MundoLos últimos 10 récords mundiales en la maratón masculina se han conseguido en las calles de la capital alemana. Pero, ¿qué hace que Berlín sea especial? 3 preguntas para entender el triunfo de la ultraderecha en Italia - BBC News MundoEs la primera vez desde la Segunda Guerra Mundial que un partido de ultraderecha llega al poder en Italia. La ultraderecha Los italianos zurdls 1-Se cansaron de la dictadura gay. 2-Destrozaron la familia 3-No quieren la miseria socialista. Preocupate por tu Libra esterlina ingles trol0 Régimen de Irán convoca a sus seguidores a manifestarse tras protestas masivas en su contraMientras siguen las protestas contra el Gobierno iraní, desatadas tras la muerte de la joven Mahsa Amini, el liderazgo del país califica a los miles de Mundo CNN GRINGOS !!!!!! SAQUEN LAS MANOS Bien por los iranies. Es inverosimil q en pleno siglo XXI los derechos d las mujeres en Iran sean tan precarios,inexistentes.Eso si esperamos q EEUU no meta sus narices porq la situacion EMPEORARIA. Sobran ejemplos:IRAK, Libia etc q hoy paradojicamente extrañan a sus dictadores. Régimen de asesinos que siguen una falsa doctrina y sus propios intereses. Ahí sí debería intervenir el derecho internacional ya que no hay libertad de expresión y mucho menos derechos humanos. Los libros después de ser sacados del muro..Pero en 1981, el evento se mudó a las calles berlinesas y actualmente atrae a más de 70.3 preguntas para entender el triunfo de la ultraderecha en Italia 54 minutos Si no puedes ver el video, haz cli aquí. "¿Y esto qué es?", preguntó. "Era el cuadernillo. Se paró el partido en numerosas ocasiones Durante el partido se tuvo que parar el juego en varias ocasiones por las constantes invasiones de aficionados , incluso los jugadores marroquís pidieron calma a los allí presentes. Estaba tal cual yo me lo acordaba, así que se lo quité y le dije 'Nada. Uno de ellos es que el camino que deben correr los atletas es "plano y con pocas esquinas". Papeles viejos'. Al no ser nosotros los organizadores estamos pidiendo responsabilidades .. . Más Noticias. La maratón de Londres, por ejemplo, ondula más. y me lo quedé", prosigue Luis. Los tres hermanos pensaron que solo iban a encontrar fragmentos de lo que habían dejado y, como aquella vez que salieron de la casa tres décadas atrás, se tuvieron que llevar los libros en sábanas. Nora, la menor, permanece callada. Y la línea de llegada de la maratón de Boston -mucho más baja que la de inicio- la hace inelegible cuando se trata de intentar batir récords. Apenas mira, en silencio, como sus hermanos hacen el relato, pero al final estalla. Pone su cabeza en el hombro de Beatriz para que no se le vean los ojos. "Que sacaran los libros fue liberador para mí. Los 10 deportistas que más dinero ganan en el mundo (y quiénes son los dos latinoamericanos en la lista) "Y a fines de septiembre tenemos condiciones para correr que están cerca ser las ideales. Mi infancia se había quedado entre esos muros, con esos libros que la dictadura nos obligó a guardar y que secuestró a mi papá", concluye. "Sentí que me encontraba de nuevo con esa niña de 9 años que se había muerto un poco cuando tuvimos que salir de esa casa sin libros para llevar". 2. Y esto encaja dentro de la ventana de 10 a 16 grados que los expertos en deportes consideran como la temperatura óptima para las carreras rápidas. "Me comí 30 páginas" Cuando abrió los ojos, Luis Costa vio a tres soldados de la Marina chilena apuntándole a la cara con sus fusiles G-3. "Me agarraron", fue lo primero que pensó. Pie de foto, La casa de Luis Costa es una colección de su vida en la militancia política. Los organizadores de los eventos de este deporte, con la excepción de Londres, no pueden costear las altas tarifas que supone reunir a las principales estrellas de este deporte. Y la fotografía. Detrás de la fila de fusileros ingresó el comandante, que le inspeccionó el rostro y, después de descartar que fuera la persona que estaban buscando - un hombre albino y de mucha más edad-, le dijo: "Siga descansando, ahora lo que nos interesa son sus libros". Seis meses antes, el 11 de septiembre de 1973, Pinochet había derrocado el gobierno de Salvador Allende y, por cuenta de su militancia en el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), Costa estaba viviendo en la clandestinidad. Fuente de la imagen, Getty Images Pie de foto, Marcar el paso junto a otros compañeros de carrera es crucial cuando se trata de batir un récord de maratón. Casi 50 años después, en su casa de de Quilpué, un municipio a 10 kilómetros de Valparaíso, la segunda ciudad de Chile, Costa señala un asiento rústico de madera que tiene el respaldo en ángulo recto. "En esa silla se sentaba Bautista Van Schouwen, el Baucha, (uno de los comandantes históricos del MIR) cuando hacíamos las reuniones en mi casa. Decía que le ayudaba con el dolor de espalda". Fuente de la imagen, Pie de foto, Hugh Jones no está sorprendido por el aumento en la velocidad de los corredores. Fue precisamente El Baucha quien le dio las primeras indicaciones una vez se consumó el golpe de Pinochet: esconderse, sobrevivir y si no era posible salvarlas deshacerse de las bibliotecas de sus compañeros lo más pronto posible. Fuente de la imagen, Pie de foto, Luis Costa durante sus años de exilio tras ser expulsado de Chile. "Durante los años de la Unidad Popular de Salvador Allende hubo un apogeo del libro. Los atletas son casi una clase diferente de personas en el este de África y las personas aspiran a eso. Y muchos aprovechamos eso para adquirir textos de literatura política para formarnos", cuenta. "Sin embargo, el golpe de Pinochet fue tan certero que en menos de un día el MIR ya estaba desarticulado, así que la principal misión y casi la única que podíamos ejecutar era esconder o, tristemente, destruir las bibliotecas de nuestros compañeros para evitar que los pudieran incriminar. Tener un libro que fuese considerado peligroso era suficiente para ser detenido", explica. *Esta nota se publicó originalmente en 2018 con información de Ben Carter, y fue actualizada con el nuevo récord mundial. Destruir los ejemplares se convirtió en un asunto de vida y muerte, y aunque era un acto triste al menos evitaba que cayeran en manos de los militares. Fue una tarea de prueba y error: comenzaron por sumergir los libros en las bañeras o en los lavamanos de las casas para que las hojas se ablandaran y luego poder tirarlas por el inodoro. "Pero las cañerías se tapaban con facilidad", cuenta Costa. Temas relacionados. "Así que tuvimos que pasar a quemarlos". "Primero lo intentamos en el horno y en las hornillas de la cocina, pero nos tomaba mucho tiempo quemar cada libro". Con el tiempo, accedieron al último recurso: hacer hogueras en la noche "para evitar que la gente sintiera el humo y nos denunciara". Sin embargo, él no quemó todo. Pese al peligro que representaba, hubo ejemplares que pudo salvar. Como impulsado por un resorte, Costa detiene su relato y atraviesa su taller, un espacio repleto de objetos y recuerdos de sus años de militante, que repartió entre sus familiares y amigos cuando debió irse al exilio, después de un paso por los centros de detención de Villa Grimaldi y Tres Álamos. Y que luego recuperó. Sube las escaleras que conducen al segundo piso, a su cuarto. Allí tiene ahora su biblioteca, de donde saca un libro forrado con una lámina negra. "Había libros que eran muy personales o muy útiles, que nos arriesgamos a preservar. Este por ejemplo", dice mientras abre y permite ver el título, "Manual del guerrilero urbano", del brasileño Carlos Marighella. "Era muy útil para las tareas de clandestinidad que estábamos llevando a cabo en esos días". Pero también se vio obligado a recurrir a tácticas extremas para salvar su vida y la de sus compañeros. La mañana en que despertó con la boca de los fusiles apuntándole, Costa estaba de paso en la casa de una familia que vivía en Villa Alemana, un municipio a unos 30 kilómetros de Valparaíso. BBC Tener un libro que fuese considerado peligroso era suficiente para ser detenido" Luis Costa La familia, que no tenía ninguna relación con él, hacía parte de la red de personas que apoyaban a los militantes de la izquierda. Le habían organizado una cama improvisada en el único cuarto disponible: una pequeña biblioteca ubicada en el primer piso. Ahí estaba durmiendo cuando lo sorprendió el pelotón de la Marina. Costa obedeció al comandante y se acostó sin dejar de temblar. Pero en medio de su vigilia, el militar lo volvió a molestar. "Joven, ¿me puede explicar de qué trata este libro?", le preguntó y le pasó un volumen que tenía un título llamativo, "Cibernética y la Revolución Industrial". Costa se incorporó y le explicó brevemente, con lo que recordaba de su paso por la universidad Santa María, que se trataba del estudio de los sistemas que controlan las máquinas. El uniformado hizo un gesto brumoso y puso el volumen aparte con la orden de confiscar. "Interesante. Pero está el tema de la revolución y eso es peligroso", dijo. Pie de foto, Los regímenes militares en Chile y Argentina ordenaron quemar millones de libros considerados "subversivos". Al volver a recostarse, Costa se dio cuenta de que encima de la mesa de noche, también improvisada, había un cuadernillo de 30 hojas de papel de arroz para enrollar cigarrillos donde estaba descrita la situación de la Secretaría General del MIR, que le había llegado esa misma tarde. Agarró el documento en medio de un descuido de los soldados, lo desgarró con sigilo, se lo metió en la boca y comenzó a masticarlo disimuladamente. "Primero traté de humedecerlo con la saliva, pero fue muy difícil, porque eran 30 hojas", relata. "Me costó porque además no quería hacer ningún ruido". Costa recuerda que todo eso pasaba con los militares ahí al lado. Él intentando hacer desaparecer el documento y ellos buscando libros por el cuarto. "No me acuerdo cuánto me tardé, pero finalmente logré tragarme todo". "No me hizo daño de estómago ni nada, pero lo que sí me quedó fue una sensación extraña en la boca, como de tinta seca, que siempre defino como mi primera experiencia con la literatura gastronómica", concluye con una cuota de humor e ironía. 3. Biblioclastia fundamentalista Marjorie Mardones deja navegar sus dedos por una estantería de libros de segunda mano como una niña en la juguetería. Ella es bibliotecaria en el centro de Quilpué y docente de la Universidad de Playa Ancha y en los últimos años se ha puesto la tarea de averiguar qué pasó con miles de libros que fueron censurados y destruidos en esta región chilena durante el régimen de Pinochet. Fuente de la imagen, Pie de foto, Augusto Pinochet lideró Chile con mano dura entre 1973 y 1990. Por esa razón se pasea con su entusiasmo de rescatista por esta librería: más que novedades, busca sobrevivientes. Cualquier pista le sirve: un título con inclinaciones políticas publicado en décadas anteriores, el sello de una editorial perseguida. Una portada engañosa. Una tapa forrada para esconder el título original. "Mi idea es buscar estos libros, que fueron sacados de sus bibliotecas por ser considerados peligrosos y hacer que regresen a un estante, a una biblioteca, que es su lugar" En su bolso, Mardones lleva uno de los hallazgos que hizo en los últimos años, un ejemplar que pone en evidencia una de las maniobras que se utilizaron para salvar los libros del apocalipsis: el camuflaje. El libro está contenido en una portada, azul celeste, que lleva impreso "La poesía de Nicanor Parra: anejos de estudios Filológicos No. 4". Pero al abrirlo, otro título: "Trotsky, el gran organizador de derrotas", que ella sospecha fue publicado por una editorial soviética que aprovechando el apogeo del libro en Chile comenzó a publicar títulos en español, aunque sus talleres estuvieran en una calle de Moscú. BBC La quema de libros fue una advertencia de lo que iba a venir. Como decía Heinrich Heine, 'donde se queman libros también se terminan quemando personas" Marjorie Mardones "Era un método muy artesanal, le retiraban la portada con mucha delicadeza para evitar dañar el lomo y que después no se pudiera utilizar -señala el borde del libro- y después pegaban la nueva portada, que también había sido retirada de igual forma de un libro menos peligroso. Se hacía con libros muy específicos o que para su dueño eran importantes porque era un proceso muy dispendioso y no se podía aplicar para todos los libros". Su investigación terminó en una exposición en 2017 en la universidad de Playa Ancha sobre los libros perseguidos en Valparaíso, en la que exhibieron no sólo los libros sino los relatos de cómo habían sobrevivido. "Demostramos que lo que vimos en Chile fue una destrucción fundamentalista del libro. Como se perseguían personas, se perseguían ideas", agrega. "Y fue una advertencia de lo que iba a venir. Como decía el poeta alemán Heinrich Heine, 'donde se queman libros también se terminan quemando personas'". Mardones cita el ensayo "Desear, poseer, enloquecer", en donde el reconocido semiólogo italiano Umberto Eco, fallecido en 2016, señala tres formas de biblioclastia o destrucción de libros: la biblioclastia fundamentalista, por incuria o por interés. "Eco lo señala con claridad: 'El biblioclasta fundamentalista no odia los libros como objeto, teme por su contenido y no quiere que otros los lean. Además de un criminal, es un loco, por el fanatismo que lo anima. La historia registra pocos casos extraordinarios de biblioclastia, como el incendio de la biblioteca de Alejandría o las hogueras nazis'", recita Mardones y añade: "Y las dictaduras en el Cono Sur". Pie de foto, El camuflaje de libros, bajo una nueva portada "inofensiva", fue una forma de preservar su contenido. "Después de esa destrucción, de ese apagón cultural como lo llaman muchos, lo que hizo la dictadura fue crear una cultura del consumo rápido, donde el libro ya no tiene cabida", anota. Para hacer gráfico lo que acaba de relatar, pronuncia un nombre que parece un animal mitólogico: "Editorial Quimantú". A unos 90 kilómetros de allí, Ramón Castillo, saca un libro de su colección: es un ejemplar pequeño en cuya portada se puede ver un hombre que carga un busto de Napoleón. Es "Sherlock Holmes y el misterio de los seis bustos", pero él se concentra en el logo de la editorial que lo publicó: un círculo con representaciones indígenas que rodean una "q" minúscula. "Este es un libro de la editorial nacional Quimantú, de la colección minilibros", dice con entusiasmo. Además de ser académico de la facultad de Arte de la Universidad Diego Portales, Castillo también ha seguido la vocación de rescatista de Mardones: frente a él, en la mesa del living de su casa en el barrio Bellavista de Santiago, reposa una montaña de libros. La mayoría de ellos con el sello de la Quimantú. Tras la llegada al poder de Salvador Allende en el 1970, entre muchas medidas que se implementaron hubo una que tuvo como empeño popularizar el libro. Para eso se adquirió una editorial estatal, controlada por los trabajadores, que llegaría a producir 11 millones de libros en tres años. No solo era literatura universal como el libro de Sherlock: en los últimos años, Castillo ha logrado recuperar ejemplares con títulos más combativos, como "Qué es el materialismo histórico", firmado por Marta Hernecker, y una recopilación de la revista "Cabro Chico", dedicada a los niños. Pie de foto, La colección de minilibros de la editorial Quimantú. "Tuvo un alcance enorme. Uno de los empleados de la Quimantú nos contó una historia que lo retrata: después de una donación a varios centro educativos que estaban fuera de la capital, un profesor llamó para agradecer el gesto, pero sobre todo para pedir humildemente que también le enviaran estantes, porque era la primera vez que tenían libros en la escuela". Una vez ocurrió el golpe, Pinochet y los militares que lo acompañaban llevaron adelante una persecución sistemática de títulos que consideraban peligrosos (de hecho, se hacían transmisiones televisivas con las quemas de libros y se convocaban ruedas de prensa para anunciarlas), pero sobre todo, de los libros de la Quimantú. En pocos meses le habían cambiado el nombre (Editorial Gabriela Mistral) y la mayoría de los libros fueron destruidos. Pero él insiste en hacer eco de un solo objetivo que resume en: "Muchas personas tuvieron la valentía de preservar algo que creían era algo más que un libro, que destruirlo era como destruirse a ellos mismos. Yo solo quiero que los libros vuelvan a tener un estante para que no se olvide lo que pasó". L c ión a los libros durante los regímenes militares en Argentina y Chile En el caso de Chile, tras el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, se inició una destrucción de libros que eran considerados "subversivos" en bibliotecas públicas, universidades, algunas viviendas y librerías. Esto condujo a un proceso de autocensura, en el que muchos civiles destruyeron o escondieron numerosos ejemplares de sus bibliotecas personales para evitar ser incriminados por los militares. La siguiente fase del régimen fue la censura previa. Aunque ya realizaba operaciones de censura, es en 1976 cuando el gobierno militar establece la Dirección Nacional de Comunicaciones, Dinaco. Todos los contenidos culturales producidos en el país debían pasar por esta oficina para su aprobación. En Argentina, el proceso es diferente. Cuando ocurre el golpe de Estado de marzo de 1976, de inmediato se establece un control sobre la producción de libros. Se llegan a prohibir más de 125 títulos que estaban en contra de los "valores nacionales" que quería promover el proceso de reorganización de la junta cívico militar. Hubo quemas de libros. La más significativa ocurrió el 26 de junio de 1980 en el partido de Sarandí, en la provincia de Buenos Aires, donde cerca de un millón y medio de libros fueron quemados. Hubo una especial persecución a los libros infantiles. Por ejemplo, el libro de cuentos "Torre de cubos", de la escritora Laura Devetach, se prohibió mediante decreto en el que se señalaba que su contenido "de fantasía ilimitada" podía ser nocivo para los niños. Ahora puedes recibir notificaciones de BBC Mundo. Descarga la nueva versión de nuestra app y actívalas para no perderte nuestro mejor contenido. .