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Okupar es solo un verbo
19/10/2022 12:37:00 Okupar es solo un verbo Ví a @nuevatribuna
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Okupar es solo un verbo Vía nuevatribuna Ochenta y seis viviendas okupadas en una sola noche, una Oficina Antiocupación fantasma y la urgente necesidad de vivienda social. poco antes de la crisis de 2008 y que hoy forman parte de la La edificación, conocida ahora como el bloque, La Planta Pirata Simple Man es una forma de reivindicar que la vivienda es una necesidad a la que todos deberíamos tener derecho. “Yo podría vivir en otro sitio porque tengo la suerte de ser un varón blanco y educado. Pero la vivienda no puede ser un bien especulativo, sino un derecho de verdad”, explica el joven, que viste unos vaquerosdesgastados y un jersey de rayas “reciclado” de un contenedor de basura. Leer más:
Público » Un malabarista se lleva el pase de oro de Santi Millán y Edurne en 'Got talent' De Aitana a Victoria de Marichalar: el moño de inspiración asiática triunfa entre las invitadas 'celebrity' Todos los operadores están avisando de un cambio en sus condiciones. Te afecta y la culpa es de la nueva Ley Detectadas señales misteriosas de galaxias lejanas: ¿origen? Feijóo impulsó en Galicia bonos culturales como los que ahora critica al Gobierno progresista
El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, ha utilizado este martes parte de su intervención en el Pleno del Senado para criticar el bono cultural de 400 euros que entrega el Gobierno progresista a todos los jóvenes que cumplen la mayoría de edad. 'Regala 400 euros a quienes cumplen 18 años para comprar videojuegos, pero no para comprar comida', le ha espetado Feijóo al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en la Cámara Alta. Leer más >> Un malabarista se lleva el pase de oro de Santi Millán y Edurne en 'Got talent'Mateo Turbelin, de 19 años, ha querido mostrar su control con el diábolo y es que no solo tiene completamente controlada esta disciplina, es que también... De Aitana a Victoria de Marichalar: el moño de inspiración asiática triunfa entre las invitadas 'celebrity'Este moño es todo lo que necesitas para ir con un peinado súper favorecedor Todos los operadores están avisando de un cambio en sus condiciones. Te afecta y la culpa es de la nueva LeyEs muy probable que, en las últimas semanas, tu operador te haya mandado un SMS o un correo electrónico avisándote de un cambio de condiciones relacionado con... Detectadas señales misteriosas de galaxias lejanas: ¿origen?Así es el origen de los misteriosos eventos ráfagas rápidas de radio de los que solo se conoce su existencia desde la primera detección reportada en 2007. Ancelotti: 'Que digan que el Madrid es cholista es un piropo'Sobre el premio a Mejor Club del año, recibido por el City: 'El premio más importante lo recibimos nosotros en mayo'. En Collado Villalba , un municipio situado al noroeste de la Comunidad de Madrid aún permanece construido uno de aquellos bloques de pisos erigidos poco antes de la crisis de 2008 y que hoy forman parte de la cartera de activos tóxicos de la Sareb o “banco malo” .este martes 18 de octubre.Pero, ¿y si te decimos que el clásico moño de bailarina ha evolucionado ? Ahora, la tendencia es la inspiración asiática y, aunque hay diferentes versiones -por ejemplo, la opción trenzada de Leonie Hanne- este recogido se caracteriza por ser siempre pulido y porque sobresalga un mechón (o varios) de pelo del mismo.. Situado en el número 13 de la Calle Real, el edificio luce sobre su fachada un cartel desgastado por el tiempo en el que se anuncia la venta de apartamentos-estudio desde 68.000 euros. Así, Mateo Turbelin, de 19 años , combinó su dominio del diábolo con bailes que hicieron del suyo uno de los números más completos e impresionantes de la noche, tal y como comentaron los cuatro jueces del formato de Mediaset. A su derecha, una panadería-cafetería Granier sirve desayunos y meriendas a los ciudadanos del municipio. De Bella Hadid a Esther Cañadas: las trenzas más hipnóticas son tendencia esta temporada Con flequillo frontal Si eres como Aitana, de las que no van sin su flequillo a ninguna parte, este recogido también puede ser para ti. Y a su izquierda, los restos de lo que un día fue una perfumería Douglas se dejan ver a través de las rejas del local."No es que lo domines a la perfección, es que bailas con él. Sobre el marco del portal, la firma de la constructora: ECC Vivienda. En ese aviso, que Lowi envió a sus usuarios en torno al 20 de septiembre, también les explica que, a partir de ahora, los contratos tendrán una duración de 24 meses (hasta ahora no se especificaba nada sobre ello). La edificación, conocida ahora como el bloque, fue okupada a medianoche del 20 de diciembre del año 2020 : en plenas navidades y después de que se conociese la noticia de que una persona sin hogar había fallecido a causa del frío en uno de los parques de la localidad. Después, y junto a Risto Mejide, le pidieron el pase de oro conjunto al presentador, Santi Millán:"Hemos visto 200 números de diábolo, pero creía que había visto un número de diábolo hasta que has llegado tú. Haz una coleta y enróllala sobre sí misma casi hasta el final, de manera que quede una parte suelta. Camuflados, con taladros y palancas, y tras haberse reunido durante meses entre planos del recinto para organizar el asalto, decenas de personas entraron, por primera vez, a los largos y fríos pasillos que ahora recorren con cotidianidad. Fachada del edificio okupado de Collado Villalba. Millán, sobre el escenario, se quejó de que le habían puesto en un compromiso. Foto: Yolanda Rodríguez Soria La Planta Pirata Hoy, en el número 04-10 de la Planta Pirata –así se refieren los habitantes del edificio al piso en el que residen los más jóvenes de la comunidad– Jimmy , de 28 años, toca los acordes de Simple Man a la guitarra. Para él, la okupación de propiedades de bancos o fondos buitre es una forma de reivindicar que la vivienda es una necesidad a la que todos deberíamos tener derecho. Sin embargo, Millán optó por darle la mano a Edurne para darle al ansiado botón que catapultó al talent . En este caso, Orange también recoge la cláusula que hace referencia a los 24 meses de duración máxima, prorrogables si el cliente no dice lo contrario. “Yo podría vivir en otro sitio porque tengo la suerte de ser un varón blanco y educado. Pero la vivienda no puede ser un bien especulativo, sino un derecho de verdad”, explica el joven, que viste unos vaquerosdesgastados y un jersey de rayas “reciclado” de un contenedor de basura. Conforme a los criterios de. No estás pagando el precio de una vivienda, ni por un techo, ni por una cocina. Estás pagando el precio de vivir dentro de esta sociedad Sentado sobre el sofá de un apartamento de escasos treinta metros cuadrados, que en invierno calienta con un pequeño radiador, Jimmy recuerda cómo fueron los primeros días en la comunidad de vecinos. Aquellos días en los que el edificio era una enorme nevera, y en los que aún quedaban mudanzas y reparaciones por hacer. Jazztel se compromete a avisarte cuando se acerque la fecha de finalización y, salvo que digas lo contrario, se renovará automáticamente. “Es verdad que hace tiempo, cuando llegamos, nos organizamos para hacer distintas tareas y todo era muy comunal. Pero eso, con el paso del tiempo, ha dejado de ser así”, expresa. Jimmy paseando por la azotea del edificio. Foto: Yolanda Rodríguez Soria Ahora, tan sólo unos pocos privilegiados tienen agua en el edificio. Quienes pudieron permitírselo, pusieron bombas que llevan el agua desde el garaje inundado hasta sus “ostentosas” duchas hidromasaje.. Y la luz, pinchada desde hace años al cableado municipal, reparte electricidad a todos los vecinos de la comunidad. “¿Si tardas entre seis meses o un año en construir una casa con tus propias manos, por qué vas a invertir cuarenta años de tu vida en pagar una hipoteca? –Se pregunta– No estás pagando el precio de una vivienda, ni por un techo, ni por una cocina. Estás pagando el precio de vivir dentro de esta sociedad ”, argumenta. El precio de ser inmigrante En el piso 10-01, Estefanía da el pecho a su hija Ainhoa mientras su pareja Edgard coloca en la nevera los alimentos que reciben de una iglesia cristiana de la localidad. Ambos partieron de Colombia huyendo de la violencia y la hostilidad de las calles del país y tratando de buscar “una vida mejor”. Sin embargo, en España su única posibilidad de empleo se escondía bajo la economía sumergida . Por lo que, con la llegada de la pandemia, la pareja dejó de tener ingresos y se vio en la necesidad de okupar. “En Villalba había un murmullo de que estaban dando casas, pero nadie nos daba información directa. Así que, al final, nos paramos ante la puerta de este edificio, y conseguimos hablar con un hombre. Le conté que tenía una niña y que no teníamos dónde dormir, y tomamos la decisión de okupar ”, recuerda Estefanía. Hay gente que piensa que venimos a quitarles el trabajo, pero no es así. Nos pagan porque trabajamos barato y hacemos lo que nadie más quiere hacer En Colombia, la joven solía pasar las mañanas frente a la pantalla de un ordenador. “Yo en mi país trabajaba como diseñadora gráfica. Y aquí he venido a limpiar baños”, dice Estefanía mientras dibuja sobre un papel un elefante para su hija Ainhoa. Y continúa, “hay gente que piensa que venimos a quitarles el trabajo, pero no es así. Nos pagan porque trabajamos barato y hacemos lo que nadie más quiere hacer”. A pesar de todo esto, para quienes se preguntan por qué las personas migrantes luchan por quedarse en nuestro país a pesar de las dificultades que esto les conlleva, Estefanía tiene la respuesta. “Todo el mundo merece poder vivir alejado de la violencia y construir un futuro mejor para sus hijos. Cualquiera habría hecho lo mismo”, termina. La prometida sociedad del bienestar Tan solo un par de pisos más arriba, Fernando , de 46 años, y su madre Laura , de 63, permanecen sentados frente a la ventana de su apartamento mientras recuerdan su vida anterior. “Al principio fue complicado vivir aquí. Tampoco quiero decir que fuese duro, porque duro es que te echen a la fuerza de tu casa, o darte cuenta de que tus amigos ya no quieren saber nada de tí. Pero esta vida, en el fondo, no está tan mal,” dice Fernando. El pequeño piso, moderno pero elemental que comparten madre e hijo, retrata a la perfección lo que queda de la burbuja inmobiliaria . Fernando estudió piano y solfeo en el conservatorio durante su juventud y trabajó como DJ en algunas de las salas más reconocidas de la capital. “Yo cobraba alrededor de 6.000 euros al mes y vivía una vida en la que jamás te imaginas que vas a acabar aquí'', relata. “Sin embargo, cuando te pasa te das cuenta de que esto puede sucederle a cualquiera”, explica Fernando. Mi madre está deprimida. A ella se le va apagando la vida poco a poco y a mí se me apaga con ella Laura fue una mujer maltratada por su expareja que tuvo que sacar adelante a sus dos hijos. Trabajaba como teleoperadora y cobraba alrededor de 1.200 euros al mes. Ahora, tiene una paga de 400 euros que lleva meses sin cobrar debido a que la depresión que padece le impide llevar a cabo este tipo de trámites. Y Fernando, que actualmente trabaja como camarero en Madrid, se siente culpable por no poder pasar más tiempo junto a ella. “Mi madre está deprimida. A ella se le va apagando la vida poco a poco y a mí se me apaga con ella”, balbucea. Madre e hijo, compañeros de piso. Foto: Yolanda Rodríguez Soria Madre e hijo fueron desahuciados de su vivienda cuando los estragos de la pandemia dieron sus primeros coletazos. Por aquel entonces, Laura había sido despedida, Fernando cobraba 800 euros y pagaban de alquiler 525 euros al mes. Esto, sumado a otros gastos como el de la luz y el agua, “hizo que la pelota se fuese haciendo cada vez más grande, hasta que reventó”, explican. Los Franco, pioneros del movimiento okupa Hoy, Fernando recuerda aquellos días de invierno con rabia y extrañeza. Laura prefiere no pronunciar palabra, aunque se puede leer la tristeza en sus ojos. Aquella no fue la primera vez que perdieron su casa, pues Laura fue desahuciada junto a sus dos niños en los años 80, cuando Fernando tenía diez años, “pero esa es otra historia”. Un escaparate vacío Para otros, esa enorme colmena en la que hoy se esconden tantas historias, simboliza todo aquello que nunca sucedió. Este es el caso de Miguel Ángel , que pagó 6. 000 euros de señal al grupo cántabro ya desaparecido ECC Vivienda por la compra de uno de estos apartamentos. Durante aquellos años, el joven imaginaba cómo sería su vida junto a la de su mujer en el número 13 de la Calle Real. Sin embargo, la mudanza nunca llegó. Y el inmueble pasó a formar parte de la Sareb después de que el ayuntamiento no le concediera a la constructora la cédula de habitabilidad. Miguel, esa casa no te la ha quitado la gente que vive allí, te la ha quitado la constructora, el ayuntamiento o el banco, pero no esa gente “No existió una conversación formal en la que se nos dijese que nunca viviríamos en esas casas”, recuerda Miguel Ángel, que ahora acaba de divorciarse de su mujer y trabaja en un parking con cuyo sueldo se le hace muy complicado poder pagar el alquiler. “Paso muchas veces por el edificio y se me revuelve el estómago porque pienso en que aquella habría sido nuestra primera casa y en todo lo que podríamos haber compartido entre esas paredes”, explica. Además, no duda en señalar a quienes cree culpables de su tragedia : la constructora, y el ayuntamiento, que considera, ha sido demasiado permisivo con la okupación en el municipio. “Cuando hablo con mis amigos me dicen “Miguel, esa casa no te la ha quitado la gente que vive allí, te la ha quitado la constructora, el ayuntamiento o el banco, pero no esa gente”. “ Y sé que llevan .