Cómo conectar cuidadores con recursos locales
Cómo conectar cuidadores con recursos locales Cómo ayuda AARP en todos los estados
Como defensor de los cuidadores familiares, siempre oriento a otros hacia AARP, donde ellos también pueden encontrar recursos excelentes. Al principio empecé a asistir a reuniones de grupos de apoyo para cuidadores, en las que a menudo había 12 mujeres y tal vez un hombre aparte de mí. Por lo general, las mujeres tienen grupos de amistades que les proporcionan apoyo emocional. La mayoría de los hombres tienen pocas personas a quien recurrir, en ocasiones ninguna. Puede ser un terreno solitario. Te adentras en un torbellino de responsabilidades. Tuve que aprender a usar la lavadora y a aplicarle el maquillaje a mi esposa; también la ayudo a vestirse. Decidimos no permitir que el mal de Alzheimer nos robara nuestra alegría. Lo ha intentado, y casi me derrota en varias ocasiones. La angustia agobiante de ver a tu cónyuge deteriorarse poco a poco es inimaginable. Mantener a Ann lo más sociable posible nos ha beneficiado. Salimos y hacemos cosas juntos. Somos parte de un grupo de Meetup para ir al cine y realizar actividades sociales. También llevo a Ann a un restaurante del vecindario en el que desayuna con otras mujeres que son parte de un aeroclub femenil en el que ha participado durante casi 20 años. A las otras integrantes les encanta verla y la incluyen en las conversaciones tanto como les es posible. Las personas quieren continuar participando en actividades y saber que aún son valoradas como seres humanos. Hay recompensas. Por ejemplo, si toco el piano para ella —lo que hago todos los días—, su expresión es simplemente maravillosa. El tiempo que le queda será de alegría para todos. — Según relatado a Sarah Hollander
Conectamos a cuidadores familiares con recursos locales
Bruce Williams encontró ayuda para cuidadores en el sitio web de AARP
Maddie McGarvey Cuando a mi esposa Ann, de 71 años, le diagnosticaron la enfermedad de Alzheimer en el 2011, diseñamos un plan sobre la manera en que íbamos a afrontar las cosas. Muchas parejas simplemente no hablan de ello. Es el tema que nadie quiere tocar. Pero nosotros leímos todo lo que encontramos sobre la demencia y la pérdida de la memoria. Juntos, de la mano, empezamos a investigar en la computadora, y fue en el sitio web de AARP que encontré una abundancia de recursos, como la Alzheimer's Association y la oficina local de la Agencia del Área sobre Envejecimiento (Area Agency on Aging). Gracias a AARP descubrí programas y recursos que tenía cerca y que antes no conocía.Como defensor de los cuidadores familiares, siempre oriento a otros hacia AARP, donde ellos también pueden encontrar recursos excelentes. Al principio empecé a asistir a reuniones de grupos de apoyo para cuidadores, en las que a menudo había 12 mujeres y tal vez un hombre aparte de mí. Por lo general, las mujeres tienen grupos de amistades que les proporcionan apoyo emocional. La mayoría de los hombres tienen pocas personas a quien recurrir, en ocasiones ninguna. Puede ser un terreno solitario. Te adentras en un torbellino de responsabilidades. Tuve que aprender a usar la lavadora y a aplicarle el maquillaje a mi esposa; también la ayudo a vestirse. Decidimos no permitir que el mal de Alzheimer nos robara nuestra alegría. Lo ha intentado, y casi me derrota en varias ocasiones. La angustia agobiante de ver a tu cónyuge deteriorarse poco a poco es inimaginable. Mantener a Ann lo más sociable posible nos ha beneficiado. Salimos y hacemos cosas juntos. Somos parte de un grupo de Meetup para ir al cine y realizar actividades sociales. También llevo a Ann a un restaurante del vecindario en el que desayuna con otras mujeres que son parte de un aeroclub femenil en el que ha participado durante casi 20 años. A las otras integrantes les encanta verla y la incluyen en las conversaciones tanto como les es posible. Las personas quieren continuar participando en actividades y saber que aún son valoradas como seres humanos. Hay recompensas. Por ejemplo, si toco el piano para ella —lo que hago todos los días—, su expresión es simplemente maravillosa. El tiempo que le queda será de alegría para todos. — Según relatado a Sarah Hollander