Cuando abandonas tus sueños para cuidar de un ser querido
Cuando abandonas tus sueños para cuidar de un ser querido Cuida de ti
Pero todo cambió cuando el marido de Kim, Dave, sufrió un derrame cerebral a la edad de 60 años. Ahora estaban atrapados en su antigua casa en el Norte con un presupuesto restringido, esperanzas diminuidas y una tristeza prevaleciente sobre el futuro que de repente desapareció. Ese futuro se destruyó, por una parte, por los problemas financieros que provinieron de la pérdida de ingresos regulares. Como Dave ya no podía manejar, tuvo que renunciar a su puesto como representante de ventas regionales y solicitar beneficios por incapacidad que pagaban menos. Mientras tanto, Kim tuvo que reducir sus horas laborales como secretaria ejecutiva para ayudar a Dave.
Recibe contenido similar, Los ingresos menores tuvieron un encontronazo con los gastos mayores. Según Caring.com, casi una mitad de todas las familias que prestan cuidados gastan por lo menos $5,000 anuales solamente prestando cuidados. Kim y Dave gastaron tres veces más que eso en asistentes para el en el hogar, equipo médico que no cubrió su seguro de salud y modificaciones del hogar. A pesar de no querer hacerlo, tuvieron que gastar de sus ahorros tan solo para poder pagar las facturas mensuales. Como esta pareja, muchos de nosotros tenemos sueños idílicos sobre una jubilación cómoda y amplia que creemos merecer después de años de escatimar y trabajar de sol a sol. Pero cada vez más, al llegar a los 50, 60 y 70, nos hallamos tropezando en la oscuridad en vez de estar disfrutando bajo el sol porque no anticipábamos una enfermedad discapacitante del cónyuge o la vejez debilitante de los padres. Y esos gastos de prestar cuidados son capaces de arruinar tus cuentas de banco. Según una encuesta hecha por NerdWallet Health en el 2013, las facturas médicas no reembolsadas siguen siendo la causa más frecuente de bancarrotas en Estados Unidos.
Como respuesta a las esperanzas rotas y las finanzas apretadas, vienen emociones dolorosas cuando se marchita un sueño de jubilación. Puede que llevemos el duelo por lo que nuestros seres queridos han perdido, pero también es normal llevar el duelo por lo que perdimos nosotros al decidir prestarles cuidados. La tristeza forma solo un componente del duelo. También experimentamos ansiedad persistente y rabia ocasional. Es común abordar nuestras tareas de prestar cuidados cada día con una determinación lúgubre, además de una desesperanza tangible y un sentido persistente de lo que pudiera haber sido.
¿Cómo soportamos mejor la pérdida de nuestros sueños y encontramos sueños nuevos? A continuación presentamos algunas ideas.
Cuando abandonas tus sueños para cuidar de otros
Cómo crear nuevas metas y dar lugar a nuevas esperanzas
Getty Images Está en ti adoptar nuevos sueños y metas. Habían trazado un gran : las playas con arena blanca de Florida, un condominio espacioso y un par de escúteres motorizados en los cuales guardar sus nuevas raquetas de tenis. Y además, habían reunido el dinero para pagarlo tras años de arduo trabajo y de ahorrar con disciplina.Pero todo cambió cuando el marido de Kim, Dave, sufrió un derrame cerebral a la edad de 60 años. Ahora estaban atrapados en su antigua casa en el Norte con un presupuesto restringido, esperanzas diminuidas y una tristeza prevaleciente sobre el futuro que de repente desapareció. Ese futuro se destruyó, por una parte, por los problemas financieros que provinieron de la pérdida de ingresos regulares. Como Dave ya no podía manejar, tuvo que renunciar a su puesto como representante de ventas regionales y solicitar beneficios por incapacidad que pagaban menos. Mientras tanto, Kim tuvo que reducir sus horas laborales como secretaria ejecutiva para ayudar a Dave.
Recibe contenido similar, Los ingresos menores tuvieron un encontronazo con los gastos mayores. Según Caring.com, casi una mitad de todas las familias que prestan cuidados gastan por lo menos $5,000 anuales solamente prestando cuidados. Kim y Dave gastaron tres veces más que eso en asistentes para el en el hogar, equipo médico que no cubrió su seguro de salud y modificaciones del hogar. A pesar de no querer hacerlo, tuvieron que gastar de sus ahorros tan solo para poder pagar las facturas mensuales. Como esta pareja, muchos de nosotros tenemos sueños idílicos sobre una jubilación cómoda y amplia que creemos merecer después de años de escatimar y trabajar de sol a sol. Pero cada vez más, al llegar a los 50, 60 y 70, nos hallamos tropezando en la oscuridad en vez de estar disfrutando bajo el sol porque no anticipábamos una enfermedad discapacitante del cónyuge o la vejez debilitante de los padres. Y esos gastos de prestar cuidados son capaces de arruinar tus cuentas de banco. Según una encuesta hecha por NerdWallet Health en el 2013, las facturas médicas no reembolsadas siguen siendo la causa más frecuente de bancarrotas en Estados Unidos.
Como respuesta a las esperanzas rotas y las finanzas apretadas, vienen emociones dolorosas cuando se marchita un sueño de jubilación. Puede que llevemos el duelo por lo que nuestros seres queridos han perdido, pero también es normal llevar el duelo por lo que perdimos nosotros al decidir prestarles cuidados. La tristeza forma solo un componente del duelo. También experimentamos ansiedad persistente y rabia ocasional. Es común abordar nuestras tareas de prestar cuidados cada día con una determinación lúgubre, además de una desesperanza tangible y un sentido persistente de lo que pudiera haber sido.
¿Cómo soportamos mejor la pérdida de nuestros sueños y encontramos sueños nuevos? A continuación presentamos algunas ideas.