Personajes de mujeres de la literatura Mirta Ojito
Mujeres inolvidables de la literatura
Novelas cuyos personajes femeninos te cautivarán
La Celestina
Personaje central de la novela clásica del mismo nombre del escritor español Fernando de Rojas. El libro —escrito totalmente en diálogo— fue publicado en 1499; sin embargo, su fuerza e importancia cultural perdura. Tanto así, que la palabra “celestina” se usa para describir a los que ayudan a las parejas a consumar su amor. Dueña de un burdel, Celestina puede haber sido la primera mujer liberada en la literatura hispana. Doña Bárbara
Caprichosa, manipuladora, e indomable. Así es el personaje femenino quizás más oscuro de la literatura sudamericana, creado en 1929, por el venezolano Rómulo Gallegos en la novela del mismo nombre. Dueña de tierras y devoradora de hombres, la Doña no resulta inmune a los avatares del amor. En 1943, sería interpretada por María Felix (en la foto), la primera de muchas adaptaciones de la novela.
Dulcinea del Toboso
Personaje mencionado, pero nunca desarrollado en Don Quijote, la novela más importante de la literatura hispana. Dulcinea es el símbolo del amor idealizado. Don Quijote describe su belleza en términos superlativos, pero Sancho Panza sabe que es una mujer común. No importa. Para Don Quijote, su enamorada es una bella princesa por la que vale la pena enfrentarse a molinos de viento. Laura Avellaneda
Joven y dulce muchacha que llega a la vida de un aburrido y triste empleado en Montevideo para cambiársela de golpe. Aptamente titulada La tregua, la novela del uruguayo Mario Benedetti es un canto a la vida y al amor. A veces las treguas son sólo eso, una pausa en la camino, pero sin ellas, es imposible seguir andando. Oferta de AARP
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hoy mismo y disfruta la vida un poco más. Úrsula Iguarán Buendía
La matriarca de la familia de Cien años de soledad de Gabriel García Márquez, Úrsula es una mujer aparentemente tradicional que administra la tierra de la que vive su cuando se da cuenta que no puede contar con su marido. Además, se convierte en y termina rebelándose contra sus propios retoños. Inés de Suárez
Nació en España y a los 30 años se fue a las Américas, donde, junto al conquistador Pedro de Valdivia, fundó la ciudad de Santiago de Chile. La escritora chilena toma los detalles de esa vida real repleta de aventuras y convierte a Inés en una amazona temible y adorable en Inés del alma mía, novela publicada en el 2006. Inés es caprichosa, valiente e indomable, como tanta mujer a la que vale la pena recordar. Lydia España
La especialidad de , el escritor neoyorquino de padres cubanos, era la gente común, pero extraordinaria. En La emperatriz de mis sueños, Lydia es una emigrante cubana que se dedica a limpiar casas. Aunque cuatro décadas de destierro matasen la mayoría de sus ilusiones, era mucho más que una criada. El libro es una fábula moderna especialmente relevante para todos los que se han reinventado en un país que no es el suyo. Sira Quiroga
Se va de Madrid siguiendo un amor al principio de la guerra civil española y se labra una vida en Marruecos lejos de su madre y su país. Construye un gran negocio y juega un importante papel durante los albores de la Segunda Guerra Mundial. Aunque Sira es un personaje creado por la escritora María Dueñas, muchos de los que la acompañan en la novela El tiempo entre costuras, fueron personajes reales e importantes en la Europa de esa época. Zulé Revé
Figura casi mística de las religiones afrocaribeñas, Zulé —personaje de la novela Del rojo de su sombra, de la escritora Mayra Montero— es una mujer fuerte, espiritual y apasionada. Nació en Haití y se crió en la República Dominicana. No tiene ningún tipo de tapujos sexuales (no es un libro para mojigatos). Y vive entre dos mundos: el de los vivos y el de los muertos. Evita
Murió joven, de 33 años, pero ni muerta dejaron descansar a Eva Perón. Su cuerpo embalsamado dio la vuelta al mundo durante 26 años. Copias del mismo, hechas de cera y otros materiales, se usaban para despistar el verdadero paradero del cuerpo de la mujer que, en vida, fue tan amada como odiada. Para algunos fue como una bella diosa; para otros, no era más que una analfabeta trepadora. En las manos del argentino Tomás Eloy Martínez, la Eva Perón de Santa Evita, publicada en 1995, es, sobre todo, inolvidable. MÁS FOTOS Chico Buarque — Caravanas
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